Kinsugi y golondrinas
Una de las cosas que más feliz me hace son las golondrinas. No tengo muy claro por qué, pero me parecen unos animales preciosos, y siempre que estoy en un lugar donde puedo ver una, por dentro hago un aissh…
Este año he tenido varios momentos en los que he podido sentir eso. Será que últimamente no estoy tanto en la ciudad y me permito escapar a pueblos y casitas a las afueras, donde estos animales, creo, se sienten más cómodos.
Todos aquellos con los que comparto tiempo seguro que se habrán percatado de que es una frase recurrente mía: “¡Ooo, una golondrina!” :))
Volviendo al tema… hace ya unos años, una buena amiga me regaló dos golondrinas de cerámica y, por cosas del destino, se rompieron. Tristeza absoluta.
Por otro lado, Mónica me dijo: “Quizás se pueden reparar.”
En su momento hice caso omiso, pero hace unos días que le doy vueltas al asunto y me he animado a hacerlo… por el momento, con una de ellas.
Pensé que quería utilizar algo que hiciera referencia a la técnica kintsugi, ya que me resuena mucho la idea de embellecer las grietas y heridas que nos va dejando el paso del tiempo.
Aquí os dejo el vídeo del proceso y el resultado final.
:))